viernes, 7 de abril de 2023

INRI - Iesus Nazarenus Rex Iudæorum


Dos obras de arte que representan la crucifixión de Jesús de Nazaret: a la izquierda, la del pintor francés Léon Bonnat (ca.1880); a la derecha, la del pintor español Diego Velázquez (ca. 1632). En la primera se observa el titulus con el acrónimo INRI. En la segunda, el títulus de condena de Jesús de Nazaret se presenta redactado en tres idiomas (hebreo, latín y griego), tal lo expresado en el Evangelio de Juan.

INRI es la sigla de la frase latina Iesus Nazarenus Rex Iudæorum, la cual se traduce al español como: «Jesús de Nazaret, rey de los judíos». Se trata de un acrónimo de la versión latina de la frase que, según el Evangelio de Juan, habría sido colocada en una tablilla por orden de Poncio Pilato, como explicación de la causa de la condena de Jesús a muerte de cruz.

Imagen de Jesús crucificado con la inscripción INRI en la parte superior.

Imagen de Jesús crucificado con la inscripción INRI en la parte superior.


La frase, que aparece en una placa o tablilla llamada «título» (titulus), varía ligeramente en los cuatro evangelios del Nuevo Testamento: se encuentra en su versión más corta en el Evangelio de Marcos 15, 26 («El rey de los judíos») y en el de Lucas 23, 38 («Éste es el rey de los judíos»); es más extensa en el Evangelio de Mateo 27, 37 («Éste es Jesús, el rey de los judíos»), y completa en el de Juan 19, 19 («Jesús de Nazaret, rey de los judíos»). De esta última versión surge el acrónimo. Muchos crucifijos, imágenes de la crucifixión y obras artísticas que la representan, incluyen el título con el acrónimo INRI, ocasionalmente grabado de forma directa en la cruz, y ubicado usualmente por encima de la figura de Jesús.

En el Evangelio de Juan, se explica además la inscripción:

19 Pilato redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz. Lo escrito era: «Jesús de Nazaret, el rey de los judíos.»
20 Esta inscripción la leyeron muchos judíos, porque el lugar donde había sido crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad; y estaba escrita en hebreo, latín y griego.
19 Scripsit avtem et titvlvm Pilatvs, et posvit svper crvcem. Erat avtem scriptvm : «Iesvs Nazarenvs, Rex Ivdæorvm.»
20 Hvnc ergo titvlvm mvlti Ivdæorvm legervnt : qvia prope civitatem erat locvs, vbi crvcifixvs est Iesvs, et erat scriptvm hebraice, græce, et latine.
Evangelio de Juan 19, 19-20

Detalle del acrónimo INRI («Jesús de Nazaret, rey de los judíos») escrito en tres lenguas (según el Evangelio de Juan 19, 20), en el pórtico occidental de la basílica de San Vito, Ellwangen, Alemania.

Detalle del acrónimo INRI («Jesús de Nazaret, rey de los judíos») escrito en tres lenguas (según el Evangelio de Juan 19, 20), en el pórtico occidental de la basílica de San Vito, Ellwangen, Alemania.

Para la mayoría de los historiadores y biblistas, la presencia de esta inscripción o titulus de condena de Jesús de Nazaret —presente de forma unánime en los cuatro evangelios canónicos— constituye uno de los datos más sólidos del carácter histórico de su pasión


El titulus y la inscripción

En la crucifixión romana, el título (titulus) era una tablilla que tenía por función especificar el motivo de la condena: generalmente precedía al condenado de camino al lugar de ejecución, o se la colgaba de su cuello.​ Aunque no eran imprescindibles, las inscripciones eran habituales, y existía cierta liberalidad en la redacción, al punto de permitirse burlas o ironías mordaces.​ Fuera del Nuevo Testamento, existen muchas constancias de la existencia de tal práctica, citada por diferentes historiadores. En la tablilla constaba su nombre, eventualmente su lugar de residencia, y la causa por la que había sido condenado.

En todos los casos, el objetivo era desalentar a otros a cometer el mismo crimen.​ En el caso de Jesús de Nazaret, solo el Evangelio de Juan menciona la existencia de un título propiamente dicho. Pero los cuatro evangelios canónicos concuerdan en que el cargo conducente a la condena de Jesús a muerte de cruz se hallaba especificado en el sitio mismo de la crucifixión.



Además de los cuatro evangelios canónicos, la inscripción también es apuntada por el Evangelio de Pedro 4, 11, un texto apócrifo datado del siglo II: «Cuando enderezaron la cruz, escribieron sobre ella: «Este es el rey de Israel»».

En el Evangelio de Juan, la inscripción aparece redactada en tres lenguas:​ en hebreo (que Wikenhauser y Brown, entre otros, sugieren podría ser el arameo, la lengua del país, ya que el Evangelio de Juan suele aludir al idioma arameo como «hebreo»),​ en latín —la lengua oficial—, y en griego koiné —la lengua conocida en todo el mundo de entonces y en que se escribió el mismo Evangelio de Juan.​ El pasaje del Evangelio de Juan gana en solemnidad con la indicación de la escritura en tres lenguas.


El cargo condenatorio: «rey de los judíos»

La coronación de espinas (1623), óleo sobre lienzo de Dirck van Baburen. Museum Catharijneconvent, Utrecht. Según el Evangelio de Marcos y el de Mateo, luego de vestir a Jesús de Nazaret de púrpura y de ceñirle una corona de espinas que habían trenzado, los soldados se mofaron de él al saludarlo con el título de «rey de los judíos».

La coronación de espinas (1623), óleo sobre lienzo de Dirck van Baburen. Museum Catharijneconvent, Utrecht. Según el Evangelio de Marcos y el de Mateo, luego de vestir a Jesús de Nazaret de púrpura y de ceñirle una corona de espinas que habían trenzado, los soldados se mofaron de él al saludarlo con el título de «rey de los judíos».


En el Nuevo Testamento, se titula a Jesús como «rey de los judíos» o «rey de Israel» en distintos momentos,​ y en dos de ellos se vincula con situaciones dramáticas. Según el Evangelio de Mateo, luego de la Natividad los magos llegados del Oriente llamaron «rey de los judíos» a Jesús.​ Como resultado, el rey Herodes se sobresaltó, y terminó por ordenar la matanza de los inocentes.​ Asimismo, en el relato de la pasión de Jesús, el uso de la expresión «rey de los judíos» es central en el proceso civil desarrollado ante el prefecto romano Poncio Pilato. Su pregunta a Jesús «¿Eres tú el rey de los judíos?» resulta unánime en los cuatro evangelios canónicos. La acusación de los judíos hacia Jesús de ser un rey antecede a la pasión,​ y constituye el cargo que da lugar a su crucifixión.

Jesús no reniega de ese título, pero precisa que su reino no es de este mundo,​ de modo que no se trata de un título cuya área de incumbencia coincida con la del César.

Los evangelios terminan por manifestar la realeza de Jesús, incluso a través de los gestos mismos que lo vilipendian:

  1. después de la flagelación (ver además Cristo en la columna) y coronación de espinas, los soldados lo saludan con sorna al usar el título de «rey de los judíos»;
  2. los soldados colocan una inscripción en la cruz, en la que se usa el título de «rey de los judíos», según lo señalado en la sección anterior; y
  3. los asistentes a la crucifixión se mofan de la realeza supuestamente irrisoria de Jesús.​ Sin embargo, uno de los ladrones crucificados con Jesús reconoce su carácter y le pide que se acuerde de él cuando llegue a su reino.j

En el Nuevo Testamento, el título de «rey de los judíos» aparece sólo en boca de los gentiles o paganos (magos de Oriente, Poncio Pilato, soldados romanos) mientras que los líderes judíos prefieren la denominación de «rey de Israel» (Mateo 27, 42; Marcos 15, 32). Pero desde la perspectiva de Poncio Pilato, el vocablo «rey» (independientemente de que sea «de los judíos» o «de Israel») resulta un término sensible por sus connotaciones de posible rebelión contra el Imperio romano.


Historicidad del cargo

Raymond Edward Brown señala que no resulta verosímil que el cargo por el cual se condenó a Jesús de Nazaret («rey de los judíos») sea una invención, puesto que nunca aparece como una confesión cristiana. La reacción de Jesús ante ese título, tal como se refiere en el Evangelio de Juan 18, 37 («Tú lo dices»), indica que él no lo habría elegido para sí mismo.​ Para la mayoría de los historiadores la mención de una inscripción o titulus de condena de Jesús de Nazaret de forma unánime en los cuatro evangelios canónicos, es un dato consistente del carácter histórico de su crucifixión.23


INBI

El «crucifijo de Viernes Santo», junto a distintos frescos en las paredes del templo principal (katholikón) del Monasterio de la Santa Trinidad, Meteora, Grecia. El monasterio conforma uno de los complejos monacales más importantes de la Iglesia ortodoxa. En el crucifijo se observa el titulus con el acrónimo INBI.

El «crucifijo de Viernes Santo», junto a distintos frescos en las paredes del templo principal (katholikón) del Monasterio de la Santa Trinidad, Meteora, Grecia. El monasterio conforma uno de los complejos monacales más importantes de la Iglesia ortodoxa. En el crucifijo se observa el titulus con el acrónimo INBI.


Algunas Iglesias ortodoxas de Oriente usan las letras INBI del texto griego de la inscripción en la cruz, Ἰησοῦς ὁ Ναζωραῖος ὁ Bασιλεὺς τῶν Ἰουδαίων, que significa «Jesús el Nazareno el Rey de los Judíos».24

Algunos cambian el título por ὁ Bασιλεὺς τοῦ κόσμου (el Rey del Mundo), no implicando que esto es en realidad lo que estaba escrito, sino que eso es lo que debió haberse escrito. También otras Iglesias ortodoxas de Oriente (como la de Rumania), utilizan la abreviación INRI.

En hebreo la frase es: ישוע הנצרי המלך היהודים (Yehshúa’ Hanotsrí Hamélej Hayehudim, en el AFI: [je’ʃuəʕ hanosʼri hameleχ hajehu’ðiːm]).

En España es común usar la expresión «para más inri», cuyo significado es «para mayor escarnio».

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