Pendiente de dos leños abrazados
me ofreces, buen Jesús, tu cuerpo inerte,
como prueba de amor, martirio y muerte
por redimir mis faltas y pecados.
Las huellas de tus pies ensangrentados
seguir quiero, Señor, sólo por verte,
y abrazarme a tu cuerpo, de tal suerte,
que mis pies a la cruz queden clavados.
Y beber en tus llagas las ternuras
que derramas, sediento de almas puras,
en la cumbre penosa del Calvario…
para después alzar mi eterno vuelo
por camino de estrellas hacia el Cielo,
rezando los Misterios del Rosario.
viernes, 8 de abril de 2022
Al Santísimo Cristo de las Cinco Llagas - Manuel García Romero
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