“¡Oh santo padre bondadoso! Socórreme en este momento de tormento y permite que mi alma y corazón estén siempre a tu lado. Aparta de mi conciencia el mal y haz florecer el jardín en mi ser para que no coja el sendero equivocado en la vida. Dame una señal de que soy escuchado y permite que mi fe en tu nombre crezca como lo fue antaño. Sé que superaré este tormento por tu santa figura celestial. Amén”.
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